Rafa Ferrà en Canciones al filo

«Que no nos visite el olvido», como dice una canción de Rafa Ferrà, y no olvidemos un concierto emocional y cercano como el que el mallorquín ofreció este sábado en el teatro de la Casa de Cultura de Becerril de la Sierra.
Y es que Ferrà tiene el talento y la magia de sólo unos privilegiados, que consiguen llenar, con pocos elementos, un escenario vacío, y convertirlo en una atmósfera coral por la que pasa el músico Chema Lara, la cantante Esther González, con su potente y vibrante voz, y del que no desaparece su inseparable percusionista y amigo, Miquel Ferrer.
Rafa cierra el ciclo con su segundo disco, «Madrid Formentera», y no pierde la oportunidad de recordarnos temas de su primer trabajo, y hacer una versión muy personal – con guitarra, cajón y voz – de un clásico del pop: «Lucha de gigantes» del maestro Antonio Vega, que Ferrà interpreta con valentía.
El directo comienza con «Sara quiere a Sara», una de las canciones que compuso entre Madrid y Becerril de la Sierra, el pueblo serrano que le acogió durante sus huídas de fin de semana de la capital, donde residió unos años antes de regresar a su Mallorca natal.
El concierto pasa el ecuador con una invitación: Rafa, generoso, llama al escenario a Chema Lara, y juntos practican una simbiosis en la que intercambian talentos, canciones… empastan sus voces. Así Rafa canta los temas de Chema Lara con los que se siente más cómodo, «Si te vas» y «Elisabeth», y Chema hace lo mismo con «Por la avenida» y «Formentera». Después sube Esther González, que junto al protagonista de la noche, nos pone los pelos de punta con su negra voz interpretando «Reinventando mi alma», el corte cuatro del nuevo álbum de Ferrà.
En las butacas respiramos un baile de ilusiones, de admiración, la que se profesan Rafa-Chema-Miquel-Esther (y aquí se permite cambiar el orden de los factores también, porque no alteran el producto).
El concierto se hace corto, parece terminar con otro de sus grandes temas del segundo disco: «Caigo sin tí». Sin embargo el público quiere más, y con cierta complicidad con algunos asistentes, Rafa concluye con una canción íntima, ¿su autor? un cantautor de Becerril del que no dice el nombre, pero que el público parece saber, entender, cantar… se emocionan, se miran.
Las luces se encienden y Rafa desaparece.

Dejo el teatro y me adentro en una lluviosa noche de sábado con la sensación de haber visto un gran concierto.

Fdo: Beatriz Pérez Otín